domingo, 9 de marzo de 2008

Quinta Jornada (I) La Fiesta de las Haimas Negras

Las mantas mauritanas mitigan el frío de las noches en la Hamada, son unos de los bienes más preciados por este pueblo hospitalario que no duda en dar las mejores y ofrecen los mejores sitios para dormir a sus huéspedes. Las temperaturas nocturnas en diciembre rondan los 5º C acercándose más al 0 que a los 10.

Naku hizo el primer té. Nos quiso demostrar que la edad no es un inconveniente para que un saharaui domine la ceremonia de los tres tés: el primero, amargo como la vida, el segundo, suave como el amor y el tercero, dulce como la muerte. No sé, pero a pesar del dulzor de los tres, todos me resultaron suaves.
Nafic, me ayuda con el afeitado.

Antes de partir hacia la fiesta de las haimas negras, en donde las dairas de Dajla nos mostrarían lo mejor de cada una ellas, nos acicalamos para no desentonar.

El frío de la noche pronto se olvida, sin transición alguna da paso al dominio del sol.

Camellos posando.

La haima de Halia nos coge de paso. La princesita con muelles en los piés nos está esperando.

Lala es una de las representantes de la daira de Argub.


Todo el mundo expectante ante las extrañas maniobras de este personaje, lo más parecido a un eremita del desierto.


Con dos palos y varios trapos de distinto colorido dio vida a ....

este danzarín del Sahara que tenía los pies por cabeza.

Julita disfrutando del espectáculo


Adivinen cuál es la saharaui y cuál la hisparaui.

Ritmo, ritmo, ritmo...


y más ritmo

y mucho más ritmo

Y yo, pobre de mí, sordo de un pie. Una pena.

Dos hermanas


Y más té

La pareja más guapa del Sahara

Como no podía ser de otra forma las sobrinas y su tía también fueron a la fiesta de las Haimas Negras
Comadres 10:2

Laila

Laila y Malaha

Julia, Kori y Naku

Uno, que quiere sacarse el canet de camellero, que no de camello.


Lamentándome, es lo más cerca que estaré de una revolución. No hay cosa peor que lamentarse de las revoluciones que no se hacen.
Con nuestra hermana

Copadres 10:2

Copadres y nena 10:2
Y tembló la tierra bajo nuestros pies, y se nubló el sol con el siroco de la comitiva presidencial.
Y aquí la foto con el mandamás (es el que está a mi diestra, siniestra para el lector). No sé, pero hace tiempo que sospecho de los que se quedan en el poder durante mucho tiempo y 32 años es mucho, mucho, mucho tiempo. Creo que si es demócrata, es un menosprecio al pueblo, quizá un acto de vanidad y soberbia o tal vez la culpa la tenga la erótica del poder o tal vez sea que hay miedo al cambio, pero esto no es exclusivo de los saharauis, bien mirado, aquí aguantamos a un gallego 40 años (eso sí, a la fuerza), en Andalucía un andaluz que ya lleva 20, y sigue, y en Extremadura un extremeño que rondó también los veinte en el sillón, pero este ya no sigue. ¡Tanto miedo nos da el cambio! y en el cambio está la evolución.
Continuará...

sábado, 16 de febrero de 2008

Cuarta Jornada (II)

Con la caída del sol, el frío oscuro de la noche lo va cambiando todo. En la transición del crepúsculo, antes de que las estrellas impongan su paz, fuimos a intentar llamar por teléfono a la familia y a entregar algunas de las cartas de la daira Argub.

En los campamento más cercanos a Rabuni ya hay cobertura para los móviles, pero Dajla es otra historia. Al ser el campamento más lejano, todo llega más tarde y en menores cantidades. Las comunicaciones posibles son vía satélite. Ni que decir tiene, que llamar es muy caro y la calidad del sonido deja mucho que desear. Si llamas desde Dajla a España el minuto cuesta 2 euros, desde España a Dajla 7 euros el minuto. Con esto se aprecia y se materializa el valor de las palabras. Un "nos acordamos mucho de ti" puede costar cerca de 50 céntimos.

Josef posando
Salkita posando

Naku posando

Salka con la carta de Amalia de Béjar
Despúes, aún nos quedaban ganas para continuar los juegos. Pulso gitano del que escribe con Salama, el fuerte.

Exhibición de contorsionismo.

Las niñas hisparauis jugaron al elástico

Rosa en plena exhibición.

Halia, con sus muelles en los piés, no tenía rival.
(Comenzó la jornada con unos leotardos nuevos, de los de antes, con el paso de las jornadas se reconvirtieron en leggins de los de ahora)
En este momento del relato, Scherezada advirtió que el cansancio de las dunas se iba apoderando de todos y calló discretamente

martes, 29 de enero de 2008

Cuarta Jornada. ¡Nos vamos de Excursión! (I)



¡Qué poco se necesita para hacer una fiesta donde poco hay! Salir de excursión a las dunas es lo más parecido que ir con toda la familia (con toda la familia y con todos los amigos) a un parque de atracciones. Una vez más pudimos comprobar que en el flamante Land de Mifhidi todo cabe, es lo más parecido que he visto al bolso de Mary Poppims. Alfombras, garrafas de agua, víveres, ollas, los artilugios para el té y 19 personas eufóricas.

Antes hicimos una parada en el huerto que la Asociación de Extremadura, con ayuda de la Junta, está levantando a las afueras del Campamento. No sé si los resultados son los esperados, pero no me cabe duda de que es una demostración de que la solidaridad y la buena voluntad de unos pocos, a veces, prevalecen sobre los políticos cuyas acciones están tan alejadas de la realidad de sus pueblos.

Siento no poder contar los logros que, de forma minuciosa nos contaron los responsables del proyecto, pero la sonrisa picarona de Kory me alejó de estas explicaciones y preferí las que él me dio sobre su estrategia para entrar por las tardes, de forma clandestina al huerto y robar unas cuantas zanahorias. “Robar para comer no es robar y todo está más rico, pero ten cuidado de que no te pillen”, fue el único consejo que se me ocurrió darle.


De camino vimos un inmenso lago de agua cristalina en medio del desierto. Un espejismo ¡Una pena!.

Las dunas parecen estar vivas. La vida la da el viento del desierto, que las acaricias y las lleva donde él quiere.
Julia, con parte de la recría, en el mar de arena

Naku ¿Buscando el tesoro?

Rosa en buena compañía

Baño de arena

La duna se resiste a las hisparauis


La cima cuesta


Dos amiguinos
Salama, el cortador de leña

Naku posando

Salama, el intrépido




Naku, la intrépida


Naku y Julia, Julia y Naku

Nafic, el intrépido (para Sandra)




Lala, Naku y Julia

Kori, el de las zanahorias, posando

Kori (para Carmen y Jose)

Rosa en la cima

La familia de Ladis


Guadalupe posando

Náufragos en el mar de arena



Salama, el protector, siguiendo mis pasos

Salama posando

El que escribe

El viento del desierto nos obligó a comer dentro del flamante Land de Mihidi
Carne de camello, pan hecho en la arena y fruta (un lujo)
Halia
Naku