domingo, 16 de diciembre de 2007

Primera Jornada (II)

¡Hágase la luz!

Y Salama, el único, sin necesidad de leer las instrucciones que de forma minuciosa escribió Inma, empalmó cables y orientó la placa (milagrosamente sobrevivió al ajetreo del camión y al delicado trato de los argelinos con los equipajes) y la luz se hizo.



A la llamada de los caramelos acudió Halia, una carita toda ojos, con muelles en los pies. Las sonrisas permanentes de ella y de Daf se vinieron con nosotros. La inquietud de estos dos personajitos me impidió hacer la foto que yo perseguía.


Ni siquiera cuando la fiebre y el dolor de oídos le atacaban perdía la sonrisa.
En esta jornada y en las siguientes, el té, los mil que tomamos, nos hicieron olvidar el sueño y aplacaron el hambre.
Aunque, a decir verdad, nuestros anfitriones saben administrar muy bien sus escasos recursos y son buenos cocineros.


Rosa y Julia tardaron poco tiempo en mimetizarse y sacaron buenas notas en los primeros controles para el título de Hisparaui.




1 comentario:

Anónimo dijo...

Cuando nos sentamos a comer,llevabamos 30 horas sin dormir,horas de espera en la terminal 4 y dentro del avión,un viaje atravesando el desierto en un camíón que voló,haciendo el recorrido en 2 horas y 20 minutos(los demás tardaron 4horas y media y 6)pero la acogida fue tan cálida,espontánea,generosa y feliz para todos que Julia y yo nos sentamos a comer cómo si lo hubieramos hecho toda la vida.Fue la primera lección de humildad que recibí.